Para atender necesidades nacionales de la academia, el gobierno y la iniciativa privada en temas de enfermedades infecciosas emergentes, la Universidad Autónoma de San Luis Potosí (UASLP), el Instituto Politécnico Nacional (IPN) y la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM), a través de tres de sus laboratorios, conformaron el consorcio Laboratorio Nacional de Alta Contención Biológica (LANCOBI), que cuenta con reconocimiento del Consejo Nacional de Humanidades, Ciencias y Tecnologías (Conahcyt).
Al respecto, el doctor en Biología Molecular, Christian García Sepúlveda, responsable del Laboratorio de Genómica Viral y Humana BSL-3 de la Facultad de Medicina de la UASLP, detalló que además de éste, en el proyecto están involucrados el Laboratorio Nacional de Vacunología y Virus Tropicales de la Escuela Nacional de Ciencias Biológicas del IPN y el Laboratorio de Alta Bioseguridad BSL-3 del Instituto de Investigaciones Biomédicas de la UNAM.
Uno de los objetivos del LANCOBI es brindar al gobierno mexicano y a la sociedad en general la capacidad tecnológica y científica de atender problemas sanitarios de prioridad nacional y afrontar futuras contingencias sanitarias causadas por enfermedades infecciosas emergentes de manera oportuna y con calidad.
“Vamos a reunir las competencias de los tres laboratorios para poder generar no sólo conocimiento en materia de bioseguridad y alta contención, sino para formar recursos humanos, gestionar apoyos federales para mantener las instalaciones y colaborar de manera conjunta para establecer una estrategia nacional de alta contención biológica”, detalló el experto en entrevista.
El LANCOBI tiene como responsable técnico a la doctora Isabel Salazar del IPN, y tanto García Sepúlveda de la UASLP como Clara Espitia de la UNAM, son investigadores corresponsables del proyecto, que en diciembre de 2023 recibió el reconocimiento como Laboratorio Nacional Conahcyt. Ahora, se encuentra en etapa de formalización en las instituciones involucradas y los científicos se preparan para postular propuestas a las próximas convocatorias de Laboratorios Nacionales para recibir financiamiento.��García Sepúlveda detalló que la labor del consorcio se enfocará en dos vertientes fundamentales.
La primera es desarrollar ciencia básica y aplicada. En este sentido, el laboratorio a su cargo trabaja en generar tecnología molecular para diagnóstico temprano de enfermedades infecciosas emergentes, estrategias de cultivo y de respuesta inmediata para próximas pandemias.��“El IPN se enfoca en el desarrollo de vacunas y en la UNAM el enfoque es tuberculosis, una enfermedad infecciosa re-emergente que no hemos logrado controlar a pesar de lo vieja que es”, indicó.
Y la otra vertiente es colaborar en la formación de recursos humanos tanto de nivel licenciatura como maestría y doctorado, de perfiles como personal biomédico, médicos, químicos farmacobiólogos, enfermeros, ingenieros bioquímicos, biólogos, y aquellos que trabajan con ciencias afines como veterinarios, zoólogos, ecólogos, además de quienes están relacionados con aspectos de la ingeniería para los laboratorios como ingenieros civiles, computacionales o mecatrónicos, por mencionar algunos.
Lo anterior, ya ha venido sucediendo desde hace algunos meses a través de la impartición de cursos, diplomados, capacitaciones formales en suites de alta seguridad. “Representa una gran oportunidad entrenarlos en algo que antes sólo podíamos hacer en el extranjero como es el caso de los laboratorios de nivel de bioseguridad 3 de alta contención biológica”, subrayó.
El investigador de la UASLP recordó que hace más de tres décadas una de las promesas que planteaba la revolución molecular era el transferir los beneficios de la era posgenómica a la población vulnerable, la de menos recursos de un país, lo que no se ha cumplido a la fecha.
“Este tipo de laboratorios nos permite, precisamente, acercar diagnóstico molecular altamente especializado en virología, por ejemplo a hospitales de primer contacto, a médicos, al público que normalmente no tendría acceso a esta pruebas.
Tenemos innumerables colaboraciones para brindar servicios altruistas, es nuestro nicho social”, sostuvo.��Finalmente, aseguró que tener un laboratorio así permite atajar los problemas de salud que generalmente son de tipo infecciosos y afectan a las personas más vulnerables. “Podemos jugar un papel crítico en cuanto a responsabilidad social”, concluyó el doctor Christian García Sepúlveda.