El Gobierno estatal, encabezado por Ricardo Gallardo Cardona, ha dado un paso firme para dar un fuerte impulso a la cultura en distintas vertientes.
A través de la Secretaría de Cultura, bajo la titularidad de Mario García Valdez, se ha tomado una decisión que promete marcar un antes y un después, no sólo a nivel estatal, sino internacional: la designación de quien ocupará la Dirección de la Orquesta Sinfónica de San Luis Potosí.
La designación del maestro Eduardo García Barrios como responsable de conducir un proceso sin precedentes por su carácter democrático y participativo, traerá sin duda un pulcro trabajo para el proceso de selección.
García Barrios, titulado con honores del Conservatorio Tchaikovsky de Moscú, es una figura ampliamente reconocida en el ámbito musical. Con más de tres décadas de trayectoria frente a las principales orquestas de México y América Latina, y con experiencia como director invitado en orquestas europeas, su nombramiento es garantía de rigor artístico, solvencia profesional y profunda sensibilidad.
Pero más allá de los méritos del maestro García Barrios, lo que distingue este proyecto es su naturaleza inédita. Por primera vez, se plantea un proceso de selección verdaderamente incluyente, donde artistas y autoridades dialogarán y construirán juntos. Una dinámica que rompe con los moldes tradicionales y abre paso a una nueva forma de hacer política cultural: más abierta, más democrática, más representativa.
El agradecimiento expresado por García Barrios hacia el Gobierno encabezado por Ricardo Gallardo y a la Secretaría de Cultura no es una formalidad, sino el reconocimiento sincero a una visión institucional que apuesta por el talento, la experiencia y el consenso.
Aún con los comentarios de los agoreros del desastre que son normales en todo proceso de selección, esta decisión no solo fortalece las estructuras culturales, sino que envía un mensaje claro: en esta administración, la cultura se construye con los mejores perfiles y con la participación de todos.
Enhorabuena al Gobierno estatal y a la Secretaría de Cultura por este importante acierto. Esta decisión fue la nota más alta en una partitura que apenas comienza a escribirse.