La indignación por el maltrato animal es legítima. La exigencia de justicia para quienes abandonan o dañan a seres vivos también lo es. Sin embargo, cuando esas emociones escalan hacia la violencia física y los intentos de linchamiento, el activismo pierde terreno frente a la legalidad y la responsabilidad social.
Así lo dejó claro el alcalde Enrique Galindo Ceballos, luego del rescate de varios perros en condiciones extremas en una vivienda de la colonia Jacarandas, hecho que generó una confrontación directa entre una activista y la propietaria del lugar, quien más tarde fue diagnosticada con una condición grave de salud mental.
“La agenda animalista es muy influyente y es importante, pero también debe ir acompañada de criterio. No podemos permitir que la justicia se transforme en violencia”, advirtió el edil.
El operativo del pasado fin de semana incluyó la intervención de la Guardia Civil Estatal y la Secretaría de Seguridad y Protección Ciudadana, no solo por las condiciones deplorables de los animales, sino por el riesgo inminente de un linchamiento a la propietaria, cuya situación mental requería atención especializada.
Aunque los animales fueron efectivamente rescatados, el hecho encendió el debate sobre los límites del activismo y la necesidad de actuar conforme a la ley. El alcalde confirmó que el rescate fue encabezado por una organización independiente y criticó la falta de seguimiento institucional: “Yo ayer preguntaba, ‘¿y dónde están los perritos?’ y ya nadie sabía con certeza. Hoy iré a verlos personalmente”.
El alcalde reconoció que muchos ciudadanos y colectivos actúan de buena fe y en defensa de los animales, pero insistió en que las intervenciones deben seguir protocolos establecidos y evitar el enfrentamiento directo, especialmente en contextos donde se pueden vulnerar derechos humanos o derivar en agresiones físicas.
“Cuando un activista golpea a una persona, incluso si esa persona está cometiendo un acto reprobable, cruzamos una línea muy peligrosa. La defensa animal no puede convertirse en justicia por mano propia”, afirmó.
Galindo subrayó que el municipio actúa siempre que hay evidencia real de maltrato, pero también debe mediar cuando existen versiones encontradas. “Hay que tener cuidado. A veces para el denunciante hay maltrato, pero el dueño no lo ve así. Por eso mandamos personal con criterio”, explicó.
En su mensaje final, el alcalde dirigió un doble llamado a la ciudadanía como asegurar alimento, agua, salud y condiciones dignas. “A quienes denuncian maltrato, actuar con criterio, sensibilidad y respeto a la legalidad. El caso de Jacarandas era claro. Había abandono, animales en mal estado, y se justificaba la intervención. Pero incluso en esos casos, debemos cuidar el equilibrio entre el respeto a los animales y a las personas”, concluyó.